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LA MUJER HELADA

AUTORA: Annie Ernaux

EDITORIAL: Cabaret Voltaire

PUBLICACIÓN: 2015


La mujer helada es una narración contundente por la forma en que se narra el proceso de la vida de cualquier mujer y, estoy segura, de que si todas las mujeres del mundo leyeran este libro se sentirían identificadas; si no en todo sí en buena parte.

Todo comienza en la infancia, pasando por una adolescencia y juventud llena de sueños y posibilidades; los estudios, el matrimonio y la maternidad, donde la protagonista se enfrenta al peso de las expectativas sociales y de género.

El título, alude a la sensación de convertirse en esa mujer helada, a la sensación final de quedar atrapada en todo aquello que nunca había deseado y tenía claro que no sucumbiría, a los roles tradicionales sin espacio para desplegar su deseo de ambición profesional.

El libro, es una crítica dolorosa, en primera persona, donde la protagonista reconstruye la vida de una mujer plagada de desigualdad en la vida cotidiana desde el momento en que nacemos mujeres.

Puede leerse en clave feminista, como denuncia de las estructuras de dominación y de las trampas del rol doméstico, pero en mi opinión Ernaux va más allá de una simple radiografía social.

Creo, tambien, que este libro expresa una experiencia universal y atemporal. La autora no habla solo de una generación ni de un país concreto, sino de un patrón que se repite hasta nuestros días.

La mujer helada no es solo la protagonista, sino la condición latente que yace en la mujer y atraviesa épocas.

Nuestra parte biológica, la capacidad de gestar, ha sido un justificante para encasillar a la mujer en un rol, como si esa condición natural implicara la obligación de dedicación exclusiva al hogar, al marido o a los hijos. Afortunadamente esto ha cambiado.

Para la protagonista, lo biológico se convierte en una barrera que le impide avanzar en el terreno profesional. La mujer debe ser madre, debe cuidar y posponer lo propio. Lo que en teoría debería ser una elección, en ella se vuelve una imposición cultural.

Y esta es la parte amarga de la historia. La narradora empieza siendo rebelde, con estudios, sueños de independencia y cae de cabeza en todo lo que había rechazado.

La única duda que me ha quedado al terminar el libro es precisamente lo que acabo de escribir: ¡Cómo acaba sucumbiendo justo a lo que siempre se había negado!

No hay un momento explícito en el que tome una decisión, sino que todo ha sido una acumulación de presiones que la han ido atrapando. No he percibido una elección consciente, sino un dejarme llevar.

La mujer helada es un drama en el que la protagonista no se rinde en ningún momento del papel que desempeña. No lucha; se enfada, critica, raja de su marido, no le basta tener un hijo, sino que tiene un segundo.

Metafóricamente se va congelando, se convierte en algo que no quería ser. ¿Se ha dejado llevar o la han ido llevando?

He llegado a la conclusión de que esa es la ambigüedad que deja Ernaux en este libro.

Por un lado, se deja llevar: acepta pequeñas concesiones cotidianas, renuncias mínimas que, acumuladas, van moldeando su vida en torno al marido, los hijos y la casa. Va perdiendo poco a poco su autonomía.

Por otro lado, la presión social, las expectativas familiares y las normas culturales la van llevando y empujando hacia el rol doméstico, incluso cuando ella se resiste.

La fuerza de esta confesión está en mostrar que no es solo una elección individual ni tampoco una imposición absoluta, sino una mezcla de ambas cosas.

 

CITAS:

Mujeres frágiles y vaporosas, hadas de manos suaves, pequeñas auras de sus casas a cuyo paso quedo surgen el orden y la belleza, mujeres sin voz, sumisas, por mucho que busque, no veo tantas así en el paisaje de mi infancia.




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