AUTOR: Eduardo Mendoza
PUBLICACIÓN: 15/10/2020
EDITORIAL: Seix Barral
No me ha parecido un gran libro, pero
tampoco es malo; me ha parecido diferente.
Afirma que quedó fascinado cuando
lo leyó entonces; fue para él "la primera fuente de literatura a la que se
vio expuesto". Este libro contenía pasajes concretos de la Biblia,
seleccionados para la enseñanza en clase de religión.
Teniendo en cuenta que recibió
una educación religiosa muy estricta, ahora reconoce que su aprendizaje, en
mentes de niños pequeños, lo llevó a crearse sus propias fantasías con respecto
a los pasajes que se narran en la Historia Sagrada.
Hay que reconocer que consigue
sacar una sonrisa al lector y, por supuesto no hay que darle más importancia de
la que tiene ni extrapolarla a donde no corresponde.
Es más, encuentro ingenuo este
ensayo si lo miramos con los ojos inocentes de un niño que no para de hacerse
preguntas sobre algo que no conoce ni entiende.
No profundiza en los pasajes que
repasa. Es posible que sea intencionado. Mezcla las impresiones que quedaron en
su memoria que, unidas a la información que recibida a medida que llegamos a la
vida adulta, nos vemos capaces de desarrollarlas con los conocimientos
adquiridos.
A estas conclusiones llega en el ensayo utilizando el humor y la ironía
que son típicos en el autor.
En fin, es un libro entretenido y
curioso que nunca está demás leer. De todo se aprende.
CITAS:
-No codiciarás la casa de tu
prójimo, la mujer de tu prójimo,, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su
asno, ni cosa alguna de tu prójimo.