EDITORIAL: Anagrama
PUBLICACIÓN: 11/10/2017
Lolita, es una novela que me
salió al encuentro leyendo el libro titulado La librería, de Penélope
Fitzgerald, y el de Hombres fatales, de Elisenda Julibert.
En el primer libro, Florence
monta una librería en el pueblo de Hardborough. Alguien de entre todos los
habitantes que tiene interés en que no tenga éxito le recomienda poner dicha novela a la venta, a sabiendas de que Lolita es una historia conflictiva
por la polémica que se creó cuando fue publicada.
Se la calificó de pornográfica, y
aunque se describen escenas en las que Humbert babea imaginando cómo le
gustaría poseer a Lolita, o cuando al final consuman, estas escenas están
adornadas con matices que las estilizan evitando ser consideradas de sexo explícito.
Otra cuestión diferente es H.H.
Este es un personaje enfermo y depravado, está en prisión y desde allí,
dirigiéndose a un jurado ficticio y a nosotros los lectores, narra su historia
con Lolita.
Ella es su obsesión, es la
reencarnación de Annabel Leigh, su primer amor. Se podría pensar que esa
enfermedad ya estaba gestada en el personaje. Es consciente de su problema,
pero ello no le impide seguir adelante en su empeño de poseer a Lo.
Se justifica reconociendo que no
está bien, que tiene miedo a las consecuencias que le pueda ocasionar abusar de
una menor; aun así sigue adelante. Actúa de forma premeditada, y en sus
confesiones hacia el público ficticio quiere hacernos ver que es víctima de su
enfermad para que no le condenemos.
No veo a Lolita como personaje principal, sino como el objeto de deseo de H.H. De esto que haya mencionado también el libro de Elisenda Julibert y su visión de cómo la mujer ha sido utilizada en la literatura como «mujer fatal».
Humbert nos dice que sus
expectativas de ser amantes aún tendrían que esperar. Ese preludio que comienza
en el momento en que se acomoda en la casa de Charlotte Haze para estar junto a
Lo, bien vale esperar. Y tras maquinar un plan para conseguirla, que incluye
darle narcóticos para manejarla mejor, sale con la frase: —«Y voy a decirles algo que les sorprenderá:
ella me sedujo». Esta creación del autor y no del personaje, puede
llevar a pensar que Lolita es el origen del mal y Humbert pierde la cabeza por
ella.
Lolita es un personaje casi pasivo en esta historia. Sus intervenciones son breves diálogos. No hace reflexiones, todo son preguntas, afirmaciones o negaciones. Es una chica de doce años creada por la mente enferma de su padrastro y manejarla a su antojo para conseguir un objetivo.
La edad de Lolita es factor
llamativo. Y aunque prestemos más atención a la condición de Humbert, yo me
quedo con esos momentos en que el padrastro piensa que ella está adelantada, sexualmente, para su edad y por tanto está preparada. Así es más fácil tranquilizar
su conciencia.
A excepción de que a veces Nabokov se extiende en descripciones que sobran, es una novela con prosa poética que merece la pena ser leída.
CITAS:
-Hay que ser un artista y loco,
un ser infinitamente melancólico, con una gota de ardiente veneno en las
entrañas y una llama de suprema voluptuosidad encendida en su sutil espinazo…,
para reconocer de inmediato, por signos inefables, …, al pequeño demonio
mortífero entre el común de las niñas; …
-Si procuro describir esas cosas,
no es para revivirlas en mi infinita desdicha social, sino para discernir la
parte infernal de la celestial en ese mundo extraño, terrible, enloquecedor,
que es el amor que inspira una nínfula.
-Lo bestial y lo hermoso se
juntaban en un punto, y es esa frontera la que desearía precisar. Pero siento
que no puedo hacerlo por completo. ¿Por qué?