En este libro corto, de cien páginas, se cuentan dos relatos: "El crimen de la calle de Fuencarral" y "El crimen del cura Galeote"
Ambos relatos forman parte de las
Obras Inéditas de Galdós. Pertenecen al volumen VII, Cronicón (1886-1890) de
dichas obras. En total son diez. Fueron ordenadas y prologadas por el también
escritor argentino Alberto Ghiraldo, quien las presentó en la imprenta en 1928
y gracias a él hoy las podemos leer. Es posible que Alberto Ghiraldo se basara
en los recortes del periódico de Galdós, heredados por su hija María para hacer
la edición.
A finales de 1883, cuando Galdós contaba cuarenta años y era un escritor ya consolidado, le ofrecieron colaborar en el diario argentino llamado La Prensa. Hasta 1894 estuvo enviando crónicas en la que trataba todos los temas de la actualidad española. En concreto, envió seis crónicas sobre "El crimen de la calle de Fuencarral", entre el 19 de julio de 1888 y el 30 de mayo de 1889.
Este crimen causó un gran impacto social, no solo en la sociedad madrileña, también a nivel nacional. Según Galdós "la causa de la popularidad fue la intervención de la prensa y la politización del juicio".
En el n. º 109 de la calle de Fuencarral, fue asesinada Luciana Borcino en extrañas circunstancias. Fue apuñalada y rociada con petróleo y le prendieron fuego. También encontraron un perro anestesiado y a la criada, Higinia Balaguer, desmayada en la cocina. A la hora de buscar culpable o culpables, surgió el problema. Por un lado, estaba el hijo de la viuda y víctima, Juan Varela. El muchacho cumplía condena en la cárcel, de ahí que una gran mayoría del público lo acusara de matar a su madre. Pero claro, si estaba en la cárcel -¿cómo pudo a matar a su madre? Una incógnita que tuvieron que resolver.
Y del otro lado, estaba Higinia
Balaguer, que tan solo llevaba seis meses trabajando con la viuda, y también se
la consideraba sospechosa. Con estas dos versiones, en la opinión de la gente
se formaron dos bandos, los valeristas y los higinistas.
Galdós se sintió atraído por este suceso, hasta el punto de asistir a todas las sesiones del juicio para mandar las crónicas al diario argentino. Entrevistó a Higinia Balaguer, por quien se sintió atraído, dada la gran facilidad que tenía para mentir y dar una versión diferente cada vez que hacía una declaración. La descripción física que hace de ella es fantástica, es galdosiana.