Es una novela sencilla y entretenida que encierra un bonito mensaje.
Yo digo que cada libro que leemos siempre nos enseña algo.
De las tres historias, la de Smita es la que más me ha impactado, porque es la que me ha resultado más desconocida y dura.
El valor en común de las tres mujeres por superar el presente, de luchar contra el destino que les ha tocado vivir es encomiable.
Hay tres hilos conductores, tres mujeres que viven en tres continentes diferentes que tienen algo en común: Sobrevivir, superarse y tener fortaleza. No llegan a conocerse, pero la trenza las une.
En Badlapur, India, vive Smita que sobrevive
recogiendo los excrementos en casa de gente adinerada. Aunque resignada a su
condición, está decidida a que su hija no siga sus pasos. Quiere que su hija
acuda a la escuela para que tenga una vida mejor, aunque para ello Smita tendrá
que arriesgar y desafiar las normas
impuestas.
En Palermo, Italia, vive Giulia y trabaja en el
taller familiar, el último que confecciona pelucas con pelo natural. No quiso
estudiar porque le apasionaba este oficio. Cuando muere su padre, Giulia se
hace cargo del taller pero descubrirá que el negocio está al borde de la
quiebra. Tendrá que afrontar esta adversidad lograr que de nuevo salga a flote.
En Montreal, Canadá, Sarah es una abogada
reconocida con el esfuerzo de haberlo sacrificado todo. Casada dos veces sin
éxito, tiene tres hijos que no ha visto crecer. Un día, cae desmayada durante un juicio y tras un
reconocimiento le diagnostican un cáncer. Su vida cambia de repente y
comprenderá que tiene que elegir sobre lo que de verdad es importante en la
vida..
Sin quitar importancia al verdadero significado de la vida de estas tres mujeres y del mensaje que la autora quiere transmitir, ha llamado mi atención el final del libro
Porque ocurre que la vida es así, una cadena en la
que todos estamos entrelazados y, a veces, nuestros destinos terminan por
unirse con una finalidad.
Smita nunca se ha cortado el pelo, pero al final
madre e hija se lo cortan y hacen la ofrenda en el templo de Tirupati. En la
fábrica que Giula ha sacado a flote, tras la muerte de su padre, se
confeccionaran las pelucas con cabellos comprados procedentes de cualquier
parte del mundo, y Sarah llevará una de ellas a causa del cáncer que ha sufrido.
Tres historias diferentes con un mismo objetivo:
-la superación.
El libro termina con un epílogo muy bonito, en
forma de poema, del que cito dos versos:
Pienso
en esos cabellos,
en el lugar del que provienen,
en el
camino que han recorrido
y el
que aún han de hacer.
Será un
camino largo,
lo sé: irán a
sitios
en los
que nunca estaré.
Pero me
llevan consigo
sin que
salga del taller.
Yo solo
soy un eslabón,
un
puente insignificante
que
conecta sus vidas,
el
delicado hilo que las enlaza,
delgado
como un cabello,
invisible al mundo y a las miradas.
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