EDITORIAL: Roca Editorial
PUBLICACIÓN: 25/01/2024
RESEÑA:
En
Maestros de la felicidad Rafael Narbona nos ofrece un ensayo en el que
combina referentes de la filosofía, la historia y la literatura, y los utiliza como
guía para reflexionar sobre la felicidad.
Su
erudición es evidente desde el principio, y aunque profundiza con especial
interés en la filosofía, su especialidad, el estilo de narración es muy accesible
y te hace sentir confortable durante la lectura.
Sensaciones
como ternura y cierta tristeza se perciben en su narrativa. No solo expone
ideas, sino que las impregna de su propia experiencia y sensibilidad haciendo
que reflexionemos.
En
forma de cronología inicia el camino de búsqueda en la Antigüedad, explorando
pensamientos de filósofos, emperadores romanos, escritores, artistas, …, hasta
llegar a nuestros días.
Todos
estos Maestros de la felicidad tienen algo en común: cada uno busca un
camino para darle sentido a la vida. Una breve introducción de cada uno de
ellos hace de hilo conductor y lleva al lector a esos conflictos personales de
los personajes, cómo los afrontaron y fueron capaces de hallar algo cercano a
la plenitud.
Los
interludios están dedicados a su vida personal y profesional en los que
comparte sensaciones, sentimientos, anécdotas y aprendizajes. Son un paréntesis
donde el autor revela su encuentro con la vida y las adversidades que esta
puede traer. Entenderla puede ser fácil,
pero aceptar lo que nos trae es un desafío. Las diferentes perspectivas que nos
depara este ensayo no son soluciones absolutas. La felicidad tampoco lo es,
pero siempre la andamos buscando cuando no nos sentimos bien.
De
la parte emocional, el interludio que dedica a su madre es un testimonio
cargado de amor, nostalgia, y dolor. Al mismo tiempo reflexiona sobre el
impacto que su madre causó en su vida, cómo su recuerdo le sigue acompañando,
la gran admiración que sentía por ella y el vacío que le queda cuando muere.
Y
la historia de Nana, su perra. Esta me ha llegado al alma. En este relato se
percibe un cariño inmenso por los animales, hasta el punto de que parece estar
hablando de una persona. Esta ternura con que la describe puede estar
relacionada con una necesidad de afecto y estabilidad en momentos difíciles.
Los animales también son maestros de la felicidad.
De
la parte filosófica, la comparación que hace entre San Agustín y Carmen Laforet
es un ejemplo de cómo a pesar de la distancia temporal y cultural, ambos
reflejan inquietudes similares: sintieron un vacío en sus vidas y buscaron algo
más allá de lo material para darle sentido.
Este
ensayo es un viaje hacia el interior, en el que el autor nos invita a tomar
nota de estas figuras que el paso de los siglos no ha impedido que sigan siendo
referentes a seguir.
Maestros
de la felicidad es una
obra que también resalta la importancia del conocimiento y su capacidad para
transformar nuestra vida. Según Narbona, no solo es una herramienta
intelectual, es también una forma de encontrar sentido y fortaleza en los
momentos más difíciles.
Hurgando
en sus recuerdos, los propios y de los que marcaron su vida, examinando en su
interior, manifiesta que la verdadera sabiduría no solo se encuentra en los
libros, también en la capacidad de amar, de aprender de la experiencia y de
encontrar belleza en lo cotidiano.
Maestros
de la felicidad no es solo un ensayo, es también un testimonio de vida que nos
invita a seguir buscando, a no rendirnos y a construir nuestra propia
felicidad.
Ha
sido una lectura inspiradora.
—La razón me reveló que la tristeza es un
desperdicio, que la inteligencia siempre tiende a la alegría, que el pesimismo
solo es una perspectiva parcial e insuficiente, que es posible distanciarse de
las propias emociones y revertir su curso, que el amor cura.
—…no es posible pensar sin contrastar opiniones,
que la discrepancia humaniza la ideas, que no se puede alcanzar la madurez sin
averiguar cómo piensan los otros.
—Los
libros son embalses que retienen grandes fragmentos de vida para que podamos
contemplarlos.
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