EDITORIAL: Cabaret
Voltaire
PUBLICACIÓN:
21/10/2021
Memoria de chica es un título ambiguo, que puede aludir tanto a la edad como al género, quizá porque Annie estaba empezando su juventud, a pocos días de cumplir los dieciocho años. Aunque «chica» también puede sugerir el recuerdo, entenderlo desde la distancia en la memoria.
Escribir sobre un hecho ocurrido durante
la juventud, desde la madurez, puede ser por nostalgia o porque hay una
necesidad de volver a un momento que no quedó cerrado, y aunque hayan pasado
los años sigue estando latente.
En el caso de Annie fue lo segundo, y quizá
lo que pretende la autora con esta escritura, más que una reconciliación plena
entre el pasado y presente es comprender sin juzgar.
Porque el paso de los años no le ha dado
una respuesta definitiva sobre lo que ocurrió. Es más, sigue sin comprenderlo,
pero retomarlo en la madurez y profundizar en ello es una forma de asumir y
superar aquella época.
Educada en una moral estricta y controlada
por sus padres, a punto de cumplir la mayoría de edad, Annie pasa un verano en
libertad como monitora en unas colonias.
Aquí tendrá su despertar sexual fuera de
ese control familiar y además descubrirá que hay otro mundo fuera que ella
desconoce.
El poder hacer uso de esa libertad sin
saber cómo, debido a esa educación, esto no lo expresa la autora de forma
explícita, se verá reflejado en Annie sin que ella misma lo sepa.
La Annie madura sabe que el paso del
tiempo pide explicaciones, intenta justificar lo que pasó y no establece
vínculo entre el yo de entonces y el yo de ahora.
Por eso habla de «ella»
en tercera persona, como si fueran dos personas diferentes. El paso del tiempo
no ha cambiado su opinión porque no puede juzgar algo que no comprendió
mientras lo vivía, y nunca llega a tener una opinión definitiva.
Es como si no consiguiera identificarse
con ella porque algo se perdió en el camino. Hay un momento en el que la autora afirma que la
chica dejó de existir para siempre. Hacer esta afirmación puede deberse a
que su experiencia de juventud causó en ella un gran desconcierto, y porque
visto desde la madurez la vida la ha convertido en otra persona.
Querer reconocerse en ella y no poder; no
comprender como pudo ser esa chica, pero al mismo tiempo sentir que esa
desconocida habita en ella; que el resto de su vida está vinculada a lo que
vivió allí, le llega a crear tensión.
De ahí la necesidad de escribir y
recuperar a esa chica que tanto le cuesta reconocer. No siempre es fácil
recuperar el pasado, pero intentarlo con la escritura es una forma de aceptarlo.
—Más
que la realidad de su felicidad es la conciencia de la realidad de su felicidad
la que es para mí una certeza, la misma cuya necesidad figura copiada en la
agenda roja...
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