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JUANA DE ARCO

 

AUTORA: Vita Sackville-West

EDITORIAL: Siruela

PUBLICACIÓN: 1989


Es la primera obra que leo de esta autora y la primera biografía de Juana de Arco. No lo tenía en mente, pero no me pude resistir a una bonita portada de la heroína extraída de un óleo sobre pergamino del siglo XIX o del XX.

Lo primero que hace Vita es romper con la imagen que se ha creado de Juana en las portadas de libros, obras de arte o en el cine. De su apariencia física sabemos a través de los registros históricos y las declaraciones de quienes la conocieron. No existe una imagen real de ella.

Después hace un breve resumen de la Guerra de Los Cien Años, ambientación necesaria para entender la situación de Francia en ese momento y la actuación de Juana de Arco.

Esta biografía, está basada en la documentación histórica que hay disponible en los registros del juicio de condena de 1431 y del segundo juicio que tuvo lugar en la década de 1450. Ambos juicios proporcionan testimonios directos de personas que la conocieron o participaron en su proceso.

Me gusta el estilo literario de Vita, la manera en que reconstruye la vida de Juana que parece de novela. Algunos detalles históricos están incompletos, y la autora rellena esos huecos con suposiciones fundamentadas. No inventa nada.

Es fácil captar el carácter fuerte de Juana. Habla de ella con mucho cariño, como si en el proceso de documentación hubiera incrementado su admiración por ella.

En esta lectura me he preguntado cómo una joven inexperta en la guerra y la estrategia militar pudo llegar hasta el Delfín Carlos VII y convencerle de que la apoyara; cuando aprendió a montar a caballo; cuando a manejar una espada. Es un detalle que a Vita no se le ha escapado, porque a ella también le surgieron las mismas dudas. Ha sido un alivio comprobar que no he sido la única.

He llegado a la conclusión de que la empresa emprendida por Juana de Arco solo pudo estar motivada por su convicción religiosa. Y el hecho de que tantos la siguieran y creyeran en ella me ha generado cierta incertidumbre.

La forma en que se hizo valer frente a un mundo de hombres no tuvo que ser fácil, aunque según narra la autora, Juana nunca mostró dificultades en este aspecto. No era una mujer atractiva a los hombres y así lo declaran algunos testigos.

Es llamativo el giro que se produce en la vida de Juana tras la coronación de Carlos VII en Reims. Hasta ese momento, su fe la había guiado y fue aclamada por el pueblo, los soldados confiaron en su valor, y aunque el rey la respaldó sin demasiado interés, fue crucial para alcanzar sus objetivos.

Es posible que su propósito divino, unido al hecho de que Juana se relajara en su misión pudo afectar a su determinación y la forma en que los demás la percibieron. El objetivo principal de coronar al rey se había cumplido.

Que Juana de Arco murió quemada en la hoguera no es nada nuevo, y conocer los detalles de un juicio injusto y amañado me ha impactado. En las actuaciones de los jueces mientras se celebró el juicio se percibe el miedo que le tenían, sobre todo por lo que representaba. Su imagen era poderosa y no se podían permitir que continuara siendo un símbolo de resistencia para Francia.

Conocer el proceso de Juana a través de Vita Sackville-Wes ha sido magnífico. La narración es sencilla, clara y cómoda de leer. Pero también me ha quedado un regusto amargo por como se desarrolló este. No me quedaron ganas de continuar leyendo lo que viene después.

Lo triste es ser consciente de que la juzgaron y condenaron con la intención de borrar su memoria. Había que encontrar una excusa para condenarla y la encontraron. La duda y el miedo la hicieron flaquear, dándole una oportunidad para salvarse aun sabiendo que traicionaba sus convicciones. Ante la insistencia de los que no deseaban que esto ocurriera volvieron a la carga, y Juana no se doblegó por segunda vez.

Decidió morir por lo que ella creía. Su historia deja claro que la grandeza no siempre es recompensada, que el poder y la ambición pueden llevar a los hombres a cometer actos atroces, pero ella ha sobrevivido a quienes intentaron destruirla.




 

SIRENAS, AMAZONAS Y ADÚLTERAS

AUTORA: Patricia González Gutiérrez

EDITORIAL: Rocaeditorial

PUBLICACIÓN: 2024



Sirenas, Amazonas y Adúlteras hace un recorrido por figuras femeninas implicadas en la historia, la mitología y a nivel social. Es una visión crítica de la autora sobre cómo se ha construido la imagen de la mujer durante la Antigüedad en Grecia y Roma.

Las Sirenas evocaban la seducción y el peligro. Su canto era irresistible. Eran temidas porque «desviaban» a los hombres y los llevaban a la «perdición».

Las Amazonas representaban la independencia, la fuerza y la transgresión de los roles de género tradicionales. Eran guerreras que rechazaban el dominio masculino y representaban un ideal de independencia.

Las Adúlteras han sido castigadas en muchas sociedades, mientras que en el hombre ha sido tolerado, incluso celebrado.

Estos modelos femeninos muestran de forma clara cómo la mujer ha sido subordinada y excluida en la sociedad para desempeñar determinados cargos.

Pero Patricia nos revela más tipos de mujeres: Desde Medusa, Artemisa o Casandra como mitos clásicos hasta las brujas, las malas madres o las que sí ejercieron su poder y no les fue reconocido.

Sus historias se moldearon según los valores y expectativas de cada época. Las Sirenas pasaron a convertirse en tentaciones fatales; las Amazonas, en meros desafíos para héroes masculinos; y las Adúlteras fueron juzgadas dependiendo de quienes contaban sus historias.

Hace un recorrido de como las sociedades y culturas han ido creando un patrón de la mujer a su imagen y semejanza, de cómo han sido encasilladas, condicionadas y limitadas a desempeñar un rol específico en la sociedad.

La autora nos desvela mucho contenido histórico que, tal vez, desconocemos porque no se ha contado en los libros o porque hemos asumido que tiene que ser así.

Por su especialización, la autora se centra en la Antigüedad, lo que le permite abordar este período con mayor profundidad. No aporta una perspectiva nueva, no se trata de eso, sino dar a conocer con estos ejemplos de mujeres una visión de cómo han sido tratadas.

Aunque por desgracia hay que seguir hablando de feminismo y de machismo, el propósito de Patricia es ahondar en el pasado para hacernos ver donde se originaron las raíces de la desigualdad hacia la mujer. Solo así, con mucha información, podremos comprenderlo mejor.

La actualidad la tenemos servida y creo que es necesario ahondar en las raíces del problema.  Leer este libro me ha ayudado a reflexionar sobre el concepto que se ha creado y se sigue teniendo de la mujer. Es la mejor forma de entenderlo, razonarlo y ponerle fin.

Quiero terminar esta reseña con una frase de la autora con la que cierra el libro y, yo, mi reseña: «Este es un libro en negativo para sacar a la luz lo terrible de esos positivos, de esos halagos que ataban, de esos modelos que someten»


CITAS:

— Por una vez increparon a sus padres, hijos y maridos. Les recordaron que ellas eran romanas, que ellas también importaban. Que igualmente debían tenerse en cuenta sus intereses.


 


MONSIEUR PROUST

AUTORA: Céleste Albaret

EDITORIAL: Capitán Swing

PUBLICACIÓN: 2013


 RESEÑA:

Desde que conocí el mundo de Proust no he parado de interesarme por él y su obra. Monsieur Proust es una obra escrita por alguien que consagró diez años de su juventud a servir y cuidar a un hombre que no recobró el tiempo hasta que vio su obra culminada.

La forma en que Celeste Albaret se expresa mientras narra los años que pasó junto a Proust es algo inusual. Habla de él con admiración, y su devoción llega a la sublimación, de lo contrario es imposible imaginar la forma en que vivió al ritmo que él le imponía.

Este comportamiento me choca, entre otras cosas, porque ella era una mujer joven, de unos veinte años. Entró a trabajar en la casa del boulevard Haussmann como «currière» poco antes de contraer matrimonio con Odilon, chófer ocasional de Proust.

Durante los ocho últimos le tuvo una dedicación exclusiva. La Primera Guerra Mundial obligó al matrimonio a separarse y ella eligió quedarse en París.

Céleste se convirtió en la asistente y confidente de Proust, aunque afirma que no llegó a saberlo todo de él ni de su obra. Abandonó todas sus actividades y, juntos, se aislaron prácticamente del mundo exterior. Este aislamiento permitió a Proust sumergirse en su memoria, reconstruir el pasado y convertirlo en literatura.

Organizaba la correspondencia, las visitas y, sobre todo, procuraba que el entorno de Proust estuviera en las condiciones ideales para su escritura. Convivió al lado de un hombre con un nivel de exigencia que superaba los límites. Era correcto y muy educado con Céleste, pero todo tenía que ocurrir según su criterio.

Mientras leía estas memorias, pensaba que el trabajo de ella no era un deber laboral, sino que la gran admiración y afecto que le tenía le llevaron a tal dedicación.

Al morir Proust en 1922, Céleste regresó a una vida convencional con su marido, Odilon. Vivió hasta los noventa y dos años y siempre mantuvo su vínculo con el autor.

Nunca se planteó dar testimonio de los años que estuvo a su lado, pero a sus setenta años, cansada de ciertas informaciones «falsas» publicadas sobre Proust, la llevaron a escribir estas memorias. El periodista Georges Belmont la convenció y así nació, en 1973, Monsieur Proust.

Gracias a estas declaraciones se ha podido tener un conocimiento más íntimo de la vida de Proust. Ella lo conoció mejor que nadie en sus últimos años. Dice de él que no era persona fácil, que era exigente, maniático, con rutinas, absorbente hasta el extremo, incluso con ella. Dormía durante el día, trabajaba de noche, siempre en un silencio absoluto y todo tenía que ser al instante.

Proust dependía de ella para todo. Cualquiera en su lugar habría terminado por abandonar, pero ella decidió mantenerse. Fue una servidora fiel, incondicional e imprescindible. La idea de que él la utilizó para su conveniencia es innegable. Ella fue su sostén, la persona que se encargó de todo para que él escribiera su obra.

Esta entrega tan desmesurada me ha llamado bastante la atención. Tal vez tuvo curiosidad por el mundo de Proust, pero ella nunca estuvo en él. Vivieron juntos, pero no revueltos, siempre hubo un respeto mutuo entre ambos.

Tampoco puedo evitar pensar que su vínculo con Proust tenía que estar sostenido por algo más profundo. Quizá se sintió como una madre, y él la sustituyó por la que ya no tenía. O encontró en el cuidado de este un propósito más fuerte que cualquier incomodidad. Habría que considerar que el entorno del que procedía ella era muy diferente al de Proust y pudo sentirse deslumbrada. Igual quedó encandilada de su carisma, cosa que dudo, pero esto es una incógnita más.

Tengo una teoría que no sé si será descabellada: Desde que empecé a percibir la admiración de Céleste por Proust, llegué a pensar que tal vez estuvo enamorada de él. Si se quedó en París, en parte, fue porque Odilon quedó reclutado en la ciudad y eso le daría esperanza de poder verle. Esto solo ocurrió tres veces en los cuatro años que duró la guerra. Céleste idealizó a Proust como persona, pero no como escritor. He percibido que hay algo en su entrega que va más allá de la lealtad y el sentido del deber, algo más cercano a la admiración absoluta que se tiene por alguien a quien se ama.

En cuanto A la búsqueda del tiempo perdido, Céleste, estaba al tanto de casi todo. Las charlas que mantenían al regresar Proust de sus noches mundanas fueron cada vez más habituales.

Siempre pensé que Proust acudió a los salones para evadirse y relacionarse. Sin embargo, la versión que da Céleste es interesante:  No era una cuestión de amistad ni buscaba relacionarse en el sentido estricto. Tampoco había implicación a nivel afectivo con las personas que se relacionaba, era solo una necesidad. Lo hacía por su obra. Veía en estas reuniones un escenario de teatro que luego analizaba para incluirlo en su obra. Buena parte de los personajes y escenarios salieron de aquí.

Aunque su obra está inspirada, en parte, en las personas que conoció en los salones, Proust escribió algo más que una crónica de la alta sociedad de la época. Las experiencias y observaciones que hizo las convirtió en una narración compleja, introspectiva y artística. Tal vez por eso no es del gusto de todos.

Según Céleste, Proust gozaba de una memoria excelente, y la obra estaba en su cabeza. Le faltaba desarrollarla.

Esto le permitió hacer una reinterpretación de los personajes reales que le inspiraron. Los moldeó, combinó y filtró a través de su imaginación para adaptarlos a sus necesidades narrativas mezclando rasgos de varias personas. Es el caso de Gilberte y Albertine. Algunos, como el barón de Charlus, inspirado en parte en el conde Robert de Montesquiou, se molestaron porque se vieron reflejados en la obra.

Céleste se adjudica el título de La Prisionera diciendo: aunque dicha obra no tenga nada que ver con ella, hubiera merecido ese calificativo.

Céleste me ha dejado con la intriga al no mencionar la homosexualidad de Marcel Proust; como si no existiera. Es más, la relación más sonada y de la que siempre se habla es de la que tuvo con Agostellini. Ella afirma que nada de eso es cierto. Si uno de los motivos de dar a conocer estas memorias fue para eliminar las falsedades que se dijeron de él, esta debería haberla desmentido, lo que me lleva a pensar que por algún motivo prefirió no exponerlo.

Ha sido una lectura interesante por la información que se revela de Proust y porque me ha permitido entender mejor el sentido de su búsqueda de la verdad y ese tiempo perdido. La verdad que recupera a través de la memoria y el tiempo recobrado al fijarlo en su obra.


CITAS:

Si escribiera este libro, querida Céleste, se aprenderían en él muchas cosas. Nos daríamos cuenta de que aquello que hay en usted no le pertenece. Y no hay nada más apasionante en los hombres: saber de donde procede lo que somos. Usted tiene un alma hermosa.

Quizá estos dos aspectos —el gusto por el pasado y la entrega total a la escritura— confluyeran en uno solo. Quizá, si luchó tan denodadamente contra el tiempo para acabar su libro cuanto antes, fue porque presentía el fin de muchas de las cosas que había amado y que solo eran ya meras sombras del recuerdo, y porque estaba él mismo acosado por la muerte. 




NUESTRO ÚLTIMO INVIERNO EN GRANADA

 AUTORA: María Dolores Gutiérrez Navas

PUBLICACIÓN:13/12/2024

EDITORIAL: Alhulia


El destino puso este libro en mi camino de una manera inesperada. Se trata de Nuestro último invierno en Granada, de María Dolores Gutiérrez Navas.

El libro se publicó en diciembre de 2024, pero un mes antes la autora me escribió a través de Gmail. Buscaba foto para la portada del libro y encontró mi perfil en Flickr. Era un álbum con fotos de la Plaza de la Trinidad, en Granada, lugar donde transcurre la historia y que sirve de punto de inicio y cierre de la novela. En el correo solicitaba mi permiso para usar una de las fotos como portada. Me hizo mucha ilusión que alguien se interesara por mis fotografías hasta el punto de usarlas como portada de libro.

Sin embargo, cuando vi su mensaje, ya había pasado un mes y medio. Contacté con ella, pero me respondió que no había podido esperar tanto porque el libro debía publicarse. Durante nuestra conversación, le pedí el título del libro, pues había despertado mi curiosidad. Amablemente accedió a enviarme un ejemplar y aquí os dejo mi opinión.

El argumento gira en torno a los acontecimientos que ocurrieron entre 1977 y 1978 en Granada, previos a la votación para la autonomía de Andalucía.

La autora refleja las protestas universitarias que tuvieron lugar en Granada durante la Transición, un periodo en el que todo estaba por decidir. Los estudiantes se manifestaban en defensa de la autonomía andaluza, la democracia, la mejora de sus derechos y contra la represión policial.

De manera breve, la autora reivindica la cultura gitana a través de un cantante al que Elena conoce por una compañera de universidad.

Pero no pensemos que es un libro que trata de política o de un acontecimiento relacionado con esta. La autora se limita a mencionar los hechos sin profundizar, lo que me ha llevado a pensar que usa este contexto para contarnos la historia de Elena y Miguel, dos universitarios que se conocen en medio de la agitación política.

Desde el inicio, la novela presenta dos historias paralelas que se mantienen hasta el final: la de Elena, estudiante universitaria, y la de José Luis, inspector de policía.

Pero la novela da un giro, si se puede decir así, desde el momento en que ambos estudiantes se conocen. Los asuntos políticos pasan a segundo plano para centrarse en lo que ocurre en sus vidas.

La narración es sencilla en todo momento y muy fácil de leer.

Teniendo en cuenta que los acontecimientos políticos son los que sostienen la historia de Elena y Miguel, creo que tendría que haber profundizado más en las vidas de ellos. Todo ocurre demasiado rápido y no me ha transmitido sensaciones. La he encontrado bastante plana.

Aunque es su primera novela, la autora tiene una trayectoria extensa en otras formas de escritura. Me ha gustado cómo recupera un momento clave de la historia de España. No debemos olvidar el pasado, y menos unos hechos tan importantes como los que narra.

Así fue el invierno de 1977 y 1978 en Granada. El 4 de diciembre de 1977 quedó marcado en la historia de esta comunidad. Se conmemora el Día Nacional de Andalucía en recuerdo de las manifestaciones que tuvieron lugar en defensa de la autonomía andaluza. Ese día, cerca de dos millones de andaluces salieron a las calles para exigir la autonomía plena para Andalucía, en un contexto de la Transición española.