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A LA BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO - A la sombra de la muchachas en flor

AUTOR: Marcel Proust

EDOTORIAL: Valdemar

PUBLICACIÓN: 16/01/2015 


A la sombra de las muchachas en flor es la segunda obra de Marcel Proust. Se publicó en 1919, y con este volumen recibió el premio Goncourt que le dio fama y reconocimiento. Abarca dos etapas en la vida del autor, la adolescencia y la juventud, respectivamente. 

En esta obra, el Proust niño ha llegado a la etapa de la adolescencia, ha pasado de las estancias en Combray a la vida de París. De la primera se lleva grandes recuerdos a la ciudad, el que más, el de Gilberte Swann.

En París la verá de nuevo en los Campos Elíseos, jugando con sus amigas. El día que Proust escuchó su nombre en la voz de otra niña saltaron las alarmas en su cabeza. Por fin la iba a poder conocer, entablar relación con ella, y aunque es joven e inmaduro se obsesiona con Gilberte como Swann lo hizo con Odette en Un amor de Swann.

Con este singular matrimonio, muy sufrido por parte de Swann y relajado por parte de Odette, comienza esta obra. En realidad ellos no están presentes en ningún momento. Pero la afición de M. de Norpois, diplomático y amigo de M. Proust, por cotillear en las visitas que realiza a la familia, los Swann siguen manteniendo el protagonismo que les corresponde.

Estas conversaciones, de las que participa el joven Proust despiertan su interés al pensar que se podría valer del diplomático para ver de nuevo a Gilberte. Si este visita ambas casas, podría ser el mediador para que le hable a Gilberte de él y esta desee invitarlo a merendar a casa.

La inquietud y el desánimo del joven Proust porque no consigue escribir también están presentes. Sueña con conocer a Bergotte, el escritor que admiraba desde que su amigo Bloch le habló de él. Más tarde lo conocerá en casa de los Swann, y cuál será su decepción cuando apenas lo reconoce. La tendencia a idealizar e imaginar le llevó a crearse una imagen de la persona física acorde a su valoración como escritor. El aspecto físico del Bergotte real, su voz y comportamiento no se corresponden con el personaje que Proust ha creado en su mente.

El tema principal de esta primera parte gira en torno al amor que sintió hacia Gilberte. Es probable que fuera su primer amor, deseaba amarla y también se obsesionó con ella. Era un amor carente de emociones hasta el punto de ponerse pesado y ella comenzar a ignorarlo por su presencia constante. Lo que he percibido en ese sentimiento es obsesión y posesión.

La segunda parte de la obra comienza con el viaje de Proust y su abuela al Balneario de Balbec.  Durante los primeros días se siente un extraño y echa de menos a su madre, situación que le lleva a pensar en la posibilidad de que esta viva sin él y el alivio que supondría para ella no tener que cargar con su enfermedad.

Aunque los sentimientos de Gilberte se han debilitado, le acompañan en este viaje. El recuerdo de ella aún está presente, pero según pasan los días el sentimiento se va diluyendo.

El día en que se cruza con un grupo de muchachas que caminan por la playa las verá como algo inaccesible. Ellas tienen algo que a él le falta: -alegría, entusiasmo, vitalidad, … En ese grupo anda Albertine, de quien se enamora. El comportamiento de esta se asemeja al de Gilberte, con una diferencia: -con la misma facilidad que se entusiasma con ella la sustituye, y elige a Andrée, segunda en importancia en el grupo.

Dice de ellas que sus rostros aún no están definidos, que guardan los rasgos de la adolescencia, luego cambiarán. Aún están en esa edad en que son dignas de admirar; su juventud es lo mejor que tienen. La primera impresión que obtiene de ellas cambiará a medida que las conoce más.

La perfección en la búsqueda de esa verdad, minucioso y detallista como era, la encontraba en el Arte, en el amor a las cosas bellas. Lo asocia a la vida, a las personas, como algo imprescindible; es una continua búsqueda de sí mismo. Es lo que ocurre cuando Swann se enamora de Odette y Proust de Gilberte y de Albertine.

No oculta su temperamento neurótico, que le hace sufrir inmensamente. Cualquier gesto de indiferencia o desafecto lo coloca al borde de la desesperación. En cambio, entre olvidarse de Gilberte y enamorarse de Albertine, se nota una transición en la que olvida con más facilidad a la segunda. Afirma no sentirse mal por sustituirla.

Estas muchachas llevaron a Proust a ver un poco de luz en su amargada vida. Aunque ha superado a Gilberte, todas ellas tienen algo que es de la primera, por eso se quiere enamorar de todas. Pero elige a Albertine. Ya casi al final de la temporada, esta le hace una proposición que lo mantendrá ilusionado durante unas horas.

Pero no sería el Proust que conocemos si no cae de nuevo en la desilusión y el desánimo.

Nos vemos en El mundo de Guermantes.




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