EDITORIAL:
Anagrama
PUBLICACIÓN:
1992
Es un libro que jamás
olvidaré. Ignatius quedó para siempre en mi memoria. ¿Odiarlo o amarlo...? En
realidad ni lo uno ni lo otro, pero si tuviera que elegir me inclinaría más
hacia el odio. Desde su aspecto físico hasta su comportamiento.
Es flojo, no quiere
trabajar, vive a costa de su madre, es un gorrón, mezquino y se aprovecha de
las situaciones de los demás para salir airoso. Todos los adjetivos negativos
insólitos que podamos encontrar se le pueden aplicar a este personaje. Pero al
mismo tiempo es inteligente.
El autor utiliza el
sarcasmo, la ironía, el humor,…y una serie de comportamientos reflejados en los
personajes que me llevaron a pensar que ninguno se escapa, como solemos decir
cuando una persona no es muy espabilada.
Al mismo tiempo he
encontrado dramatismo en la vida de los personajes, y la novela en general. Nos
reímos porque encontramos graciosas sus fechorías, sus comportamientos, pero en
el fondo me transmitían tristeza. Es por eso que se experimentan diferentes
sentimientos cuando lees esta novela.
En el personaje de
Ignatius se ven reflejados, de una forma demasiado realista la condición del
ser humano. Aun así, como dice el autor de La piel muda:
Todas
las pistas que un autor da de sí mismo en su obra suelen ser falsas; sin
embargo, es a través de esas pistas falsas como mejor se le identifica.
Cuando un autor escribe
su libro, es igual al pintor que pinta un cuadro. En sus obras aparecen
reflejadas sus emociones, estados de ánimo, situación en el momento de crear la
obra… Creo que todo influye.
Hay quienes piensan que
la novela tiene algo de biográfica. Identifican momentos de la vida del autor
expuestos en su obra. Por citar algunos: cuando trabajó en una fábrica de ropa
al mismo tiempo que estudiaba, en alguna ocasión ayudó a un amigo a vender
comida y que vivió con su madre bastante tiempo.
Tal vez el más
importante es el hecho de que Ignatius escriba con la esperanza de crear su
obra maestra. Toole, al terminar su novela, intentó que se la publicaran sin
obtener ningún éxito. Se suicidó muy joven, con treinta y pocos, señal que me
lleva a pensar que La conjura de los necios, es más un drama que una comedia; su
vida debió de serlo y lo reflejó en lo que escribió.
Gracias a la
insistencia de su madre la novela se publicó.
La lectura de esta
novela es obligada. No solo es divertida, también da para reflexionar.
Uff, es que este libro es tan brutal. Coincido en mucho con tu impresión. Muchísimo. Para mí fue una lectura superespecial, no la voy a olvidar y sé que regresaré a ella en algún momento. Ignatius es, pues como dices, un personaje de esos con los que realmente no hay que buscar empatizar, sino entender el porqué de su figura y lo que transmite el autor con todo lo que a través del personaje y de la trama en sí cuenta. Es, como dices, lectura que da para reflexionar mucho... Una experiencia lectora de esas curiosas e inolvidables.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarUn abrazo.