Magnífico ensayo de
esta autora a quien leo por primera vez. He quedado gratamente sorprendida de
la elegancia, discreción y sencillez con la que defiende el papel de la mujer
en la literatura, de esas limitaciones que eran adquiridas nada más nacer.
La obra se publicó en
1929, y el ensayo está basado en unas conferencias para mujeres que dio la
autora en las universidades de Newnham College y Girton College.
El título del ensayo, premisa
que parte la autora, hace referencia al hecho de que si una mujer tiene dinero
y una habitación propia le dará independencia para escribir sus novelas. Y al
mismo tiempo hace hincapié en el verdadero problema no resuelto de la mujer, no
ser valorada como tal.
El tema que tuvo que
abordar en dichas conferencias fue "Las mujeres y la novela". Un
tema, como ella afirma, que puede llevar a diferentes interpretaciones: - Cómo
son las mujeres, qué escriben las mujeres, lo que los hombres escriben sobre
las mujeres o una combinación de todas.
Es una reflexión sobre
todas esas dificultades a las que tenían que enfrentarse las mujeres, en
especial a la hora de escribir. Lo hace usando la ficción y con diferentes
nombres, el que le queramos poner.
El simple hecho de
tener que acceder a la biblioteca para preparar esas conferencias supone una
limitación para ella, ya que solo puede acceder acompañada de un hombre o con
una carta de recomendación; damos por hecho que escrita por un hombre.
Atiborrada de preguntas
sin respuesta se adentra en el Museo Británico de Londres con la esperanza de
encontrar allí respuestas sobre la relación que hay entre las mujeres y la
literatura.
Encontrará libros
escritos por hombres haciendo alusión a las mujeres que la llevarán a
experimentar diferentes estados de ánimo por lo que estos escribieron.
Woolf inventa una
herencia que recibe al morir su tía y que le aportará una renta de quinientas
libras para toda la vida. Ya […] No hay
fuerza humana que pueda arrancarme mis quinientas libras […] No preciso adular a ningún hombre; no tiene
absolutamente nada que darme. Con esto, insiste en la importancia de la
educación de la mujer pese a las barreras a las que se enfrentaban.
Poniendo como ejemplo a
Shakespeare, de nuevo hace uso de la ficción inventándole una hermana, Judith.
En el caso de que esta tuviera las mismas capacidades y talento para crear un obra
se cuestiona si esto podría ocurrir; yo digo que sí, aunque ella llega a la
conclusión de que no.
Cuando dice: […] en el siglo XVI habría enloquecido, se
habría disparado un balazo, o habría acabado sus días en una choza solitaria
[…] Supongo que habría de todo, unas lo llevarían mejor que otras, y cuando
llega a esa conclusión negativa quiero creer que lo hace partiendo de la base
de que la mujer en esa época no tenía opciones para formarse. Porque tras el
final trágico de la hermana ficticia, Woolf termina diciendo: -Así habría sido la historia si una mujer en
el tiempo de Sakespeare hubiera tenido su genio. Porque el genio de Sakespeare
no nace de gente de trabajo, ineducada y servil-.
Hace referencia también
a conocidas autoras como Jane Austen, las
hermanas Brontë, la condesa de Winchilsea, George Eliot….
Otra de sus
comparaciones es cómo aparece la mujer en las obras escritas por el hombre, en
el género que sea. Según Woolf, la mujer gana cuando se escribe sobre ella en
la literatura, […] nos la imaginaríamos
como un ser de la mayor importancia; muy cambiante […] lo mismo es hermosa que fea,… y así todos los adjetivos llevados a
los extremos. ¿Es una forma de consolarse? ¿Que, al menos, en la literatura la
mujer tiene protagonismo, incluso se la iguala al hombre o lo supera? Creo que
es otra de sus ironías, porque la realidad para las mujeres era bien distinta.
Ciertos comentarios que
hace sobre los hombres y lo que escriben tienen toques de humor e ironía que,
en mi opinión, no cuadran con el estilo inglés pero son muy buenos; el traductor
es Jorge Luis Borges, puede que la clave esté ahí.
Estas palabra escritas
por Virginia Woolf me hacen pensar en todas esas mujeres que fueron excelentes
escritoras y poetas, en esa lucha infinita por la independencia social,
económica y por la libertad de crear arte en todos sus ámbitos.
Habría muchas frases
que citar de este ensayo, pero no es cuestión de extenderse más. Por eso
recomiendo su lectura. La mejor forma de disfrutar de todo lo que pensaba la
autora es leyéndola.
CITAS:
-Si la casualidad me
hubiera deparado un cenicero, si a falta de cenicero no hubiera tirado la
ceniza por la ventana, si las cosas hubieran sido algo distintas de lo que
fueron, yo verosímilmente no habría visto un gato sin cola.
-...una buena comida es
muy importante para una buena conversación. No se puede pensar bien, amar bien,
dormir bien si se ha comido mal.
-Por eso Napoleón y
Mussolini insisten con tanto énfasis en la inferioridad de las mujeres, porque
si ellas no fueran inferiores, ellos no serían superiores. Eso explica en parte
lo necesarias que son las mujeres para los hombres.
-Hace siglos que las
mujeres han servido de espejos dotados de la virtud mágica y deliciosa de
reflejar la figura del hombre, dos veces agrandada.
-...escribir como una
mujer; pero como una mujer que ha olvidado que lo es, de modo que sus páginas
están llenas de esa curiosa calidad sexual que sólo se adquiere cuando el sexo
no es consciente de sí mismo.
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