AUTORA: Jane
Austen
EDITORIAL: Penguin
Clásicos
PUBLICACIÓN: 26/11/2015
Esta novela es algo más que
romántica, es una elegante crítica a la sociedad de la época en que se
desarrolla la historia.
El contexto tiene como tema
principal el matrimonio, y lo más importante para la señora Bennet es encontrar
marido para sus cinco hijas. Existía entonces el mayorazgo, una situación en la
que los bienes del padre, al morir este, los heredaba el hijo mayor o, en caso
de no haberlo, un descendiente familiar.
Es su principal preocupación y no cesará
hasta ver su cometido cumplido.
Desde el principio se ve venir lo que ocurrirá, pero no importa, porque lo importante llega casi al final. La novela, en general, transcurre con el trasiego de la familia Bennet. La madre sin más preocupación que la ya mencionada, el padre que que pasa de la actividad frenética de su esposa, y las hijas pensando en encontrar marido. Todo en un escenario sometido a las opiniones de una sociedad que vive de las apariencias. Tanto tienes tanto vales.
En este ambiente tan familiar el personaje principal es Elizabeth, la segunda hija de los Bennet. Con sus prejuicios se enfrenta al orgullo de Darcy, quien goza de una posición social y económica elevada que no es comparable con la de ella.
El carácter de las cinco hermanas hace que sus comportamientos difieran. Las dos mayores son más sensatas en esta cuestión. La tercera va de independiente, y las dos menores son más alocadas y menos exigentes para encontrar
marido.
Elizabeth,
aunque también algo orgullosa, son sus prejuicios los que la llevan a juzgar en
base a lo que ha oído y observado. Le ocurre con el señor Wickham y Darcy.
Darcy en cambio, aparenta un tipo
duro y tímido a pesar de su orgullo y superioridad. Me llamó la atención
cuando, en una conversación con Elizabeth, le confiesa que sus padres no lo
educaron en corregirle esas cualidades que no le gustan de sí mismo.
El mensaje de esta novela viene a
decir hasta donde las personas estamos dispuestas a aprender unas de otras, y
tener disposición para aceptar los errores cometidos. El orgullo puede no ser
malo, según su magnitud y como sea utilizado.
En cuanto a los prejuicios, quien
no los ha tenido nunca. Son inevitables, siempre tendemos a juzgar antes de
tener la información completa.
Así, cuando Elizabeth descubre la
verdad sobre Darcy se avergüenza de sus prejuicios y le pide perdón. Por su
parte, Darcy, descubre en ella a una mujer inteligente y deja de lado su
arrogancia y orgullo.
La he disfrutado mucho.
CITAS:
-No has de cambiar, por
consideración a una persona, el significado de los principios y de la
integridad, ni tratar de convencerte, o convencerme a mí, de que el egoísmo es
prudencia y la insensibilidad ante el peligro certidumbre de felicidad.
-La arrogancia y el orgullo son
cosas muy distintas, aunque a menudo se toman como sinónimos.
-El orgullo se refiere más a
nuestra opinión sobre nosotros mismos; la arrogancia, a lo que deseamos que los
demás piensen de nosotros.
-Elige lo que quieras, pero solo
uno podrá satisfacerte. Entre ambos no sumarán méritos suficientes para hacer
un hombre bueno.
-A menudo es nuestra vanidad la
que nos engaña.
-La imaginación de la mujeres
hace que concibamos demasiadas ilusiones respecto a los hombres.
Me encanta Jane Austen por esta novela. Y, lo que es mejor aún, me encantan los clásicos en parte también por esta novela. Llevo ya alguna relectura y me la has traído a la mente de nuevo, apeteciéndome otro regreso... jeje Ya caerá. Austen siempre es buen plan :). Me gusta cómo nos hablas de esta historia y de lo que has sacado de ella.
ResponderEliminarUn saludito.
Gracias Lectora Empedernida.
ResponderEliminarLa verdad es que he tardado bastante en leer a esta autora porque, nunca me había detenido en descubrirla. Ahora ya tengo pendientes otros de ella. Es fantástica.
Saludos.