AUTOR: Karel Capek
EDITORIAL: Cátedra
PUBLICACIÓN: 1936
En
primer lugar diré que he leído La guerra
de las salamandras gracias al concurso de Masa Crítica y que la portada del
libro es fantástica. Como también aviso de que el título, en mi opinión, tiene
un doble sentido.
Karel
Čapek la escribió en 1936 y fue favorita para muchos críticos, pero la época
que le tocó vivir no fue la más idónea para publicar en defensa de la libertad,
la democracia y satirizando las dictaduras de otros países europeos.
Precisamente por su contenido, cuando estalló la Segunda Mundial, sus obras se
escondieron y salieron a la luz durante la posguerra.
Antes
comenzar a leer La guerra de las Salamandras hay que salvar cuarenta y una
páginas de introducción, escrita de la mano de Cristian Cámara Outes, en las
que hay momentos interesantes y otros, no tanto. Pero la introducción es para
contextualizar y, en este caso, cumple sus expectativas.
De esta introducción, lo que más destaco, es el uso del collage literario. Primero porque es un
concepto nuevo para mí y segundo porque dicha introducción se llama así: El uso
del collage literario en La guerra de las salamandras. Tiene el
mismo significado que el collage artístico, solo que en la literatura se trata
de mezclar diferentes ¿estilos? a la hora de escribir.
La novela se divide en tres partes. En la primera usa más los
diálogos, en la segunda encontramos buena parte de los artículos que el señor
Povondra ha coleccionado con relación a las salamandras. Todos acompañados de
comentarios relacionados con dichos artículos. Y, en la tercera, es una voz
narradora que cuenta los conflictos que ocurren entre los humanos y las
salamandras. Termina esta con reflexiones acerca de la condición del ser
humano.
Čapek creó una novela de ciencia ficción, distópica y
satírica. ¿Hay protagonistas? Yo diría que el capitán Van Toch, G. H. Bondy, el
señor Povondra y las salamandras, pero la sensación que he tenido es que todos
y ninguno.
Las salamandras son descubiertas por el capitán Van Toch y,
lo que en principio parece todo un gesto de amistad, de ayudarse mutuamente,
poco a poco las cosas van evolucionando conforme a las normas de la sociedad,
pero al final se demuestra que la ambición, el poder de las clases más
poderosas que explotan a las más débiles terminará estallando.
De este momento, hay una escena que me ha parecido tierna e inocente: una salamandra ofrece algo al capitán Van Toch, a cambio de que éste le proporcione algo también y que le es imprescindible para sobrevivir.
Karel Čapek afronta esta novela con humor y la hace
divertida, sobre todo la primera parte. En la segunda, cobra protagonismo el
señor Povondra, que decide dedicarse a seguir la evolución de las salamandras,
a nivel mundial, leyendo los diarios. Recorta los artículos relacionados y los
guarda porque se da cuenta de algo que considera muy importante para él.
Aquí difiero del señor Povondra cuando piensa que todo se originó en el momento en que él tomó cierta decisión, pero ¿y si el capitán Van Toch no hubiera tenido la genial idea de compartir su descubrimiento? En este punto tal vez cabría preguntar quién fue primero, si el huevo o la gallina. Lo dejo a vuestro criterio.
Lo que parece la liberación de estos seres, al final, la
codicia del ser humano, poco a poco las va convirtiendo en algo útil y
necesario. Ellas siempre silenciosas, sin quejarse, se dejaron llevar allí
donde sus dueños disponen porque el negocio de la compra venta de salamandras
da para mucho. Aunque son seres inteligentes están en desventaja porque tienen
que aprender. Y aprenden del ser humano, de quien si no.
Karel Čapek toca en esta novela, si no todos, sí los
conflictos que llevamos padeciendo desde que el ser humano está en este mundo y
se empezó a civilizar; hablo en presente porque cuando la leáis o los que ya lo
habéis hecho, os daréis cuenta de que aún están vigentes.
Resumiría La guerra de
las salamandras más o menos así:
Desde que existe el ser humano siempre se ha preocupado en evolucionar para
tener más, pero nunca se ha observado en su propia condición de ser. Mientras
esta no la cambiemos seguiremos eternamente luchando. Pero esto es una utopía.
Son muchas las preguntas y también las reflexiones a las que
nos lleva Čapek en esta novela.
No dejéis de leerla. La reflexión es buena y que poco uso se
hace de ella, con lo tiempos que corren.
CITAS:
-O sea, que estos animalejos han visto a los cingaleses
cortar las conchas y se han dicho, ajá, estos se las van a comer, y se
acercaron para ver como hacían para abrirlas.
-Lo cierto es que los humanos no son capaces de atribuir la
cualidad de lo misterioso a aquello que les resulta útil, sino solo a lo
amenazador y dañino.
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