AUTORA: Edith Wharton
EDITORIAL: Pequeños Placeres
PUBLICACIÓN: 2024
Esta obra breve es la primera que leo de Edith Wharton y me ha sorprendido para bien.
Desde el inicio, la autora lleva al
lector a creer que un malentendido o sospecha infundada, observada por los
vecinos de la casa de enfrente, se transformará en algo escandaloso. Luego será puesto bajo una luz moral y
emocional muy distinta.
Comienza con una situación, en apariencia
escandalosa, y construye alrededor de eso toda una atmósfera de sospecha y
juicio social. La autora juega con las expectativas del lector: lo que parece
una historia de infidelidad acaba revelando algo mucho más profundo, ligado al
sacrificio y a las apariencias impuestas por la alta sociedad neoyorquina de su
tiempo.
La narración mantiene viva la inquietud
de si la protagonista, mujer casada, fue vista saliendo de un hotel que se ha
incendiado acompañada de un hombre.
Lo interesante de este relato es el giro,
sutil, elegante y apenas perceptible, donde revela que el propósito de la protagonista
es muy distinto al que todos imaginan.
Wharton maneja con gran habilidad el tema
de las apariencias sociales y el juicio hacia uno mismo; muestra cómo la
sociedad puede surtir efecto en una persona, distorsionar la verdad y condenar
injustamente a quien actúa con otras intenciones.
En cuanto al sentimiento que nace de Lizzy
hacia su marido, más que moverse en el terreno del amor apasionado, lo que
siente es lealtad y gratitud. Ella se mantiene fiel por la generosidad y
decencia de él más que por un amor romántico. —¿Puede
ser un sacrificio conmovedor? Tal vez, pero es lo que ella elige y así lo demuestra
al final.
En cambio, él muestra un amor auténtico,
generoso y en silencio. Su felicidad es la de ella, la trata con una ternura y
sin exigencias.
Sentimientos asimétricos, en apariencia,
bien llevados por ambas partes por la lealtad de uno hacia otro.
Lo que nunca sabremos es si su marido
llegó a enterarse de su salida del hotel acompañada de otro hombre. Ella estaba
segura de que no, pero hay una pista que me ha llevado a pensar que sí lo sabía,
pero mantuvo el secreto.
CITAS:
—Mi madre se caracterizaba por estar
siempre ocupada en actos benévolos mientras pronunciadas palabras poco
caritativas.
— La
señora Hazeldean se dio cuenta de que aquella palabra había herido algo más que
su orgullo y de que, antes de percatarse del insulto a su amor, se estremecía
por la ofensa a su buen gusto.
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