AUTOR: Wu Ming
PUBLICACIÓN: 14/06/2017
EDITORIAL: Anagrama
El
ejército de los sonámbulos alude
a un fenómeno inquietante que sacude a Francia: un rumor que se propaga por
todo París mientras la Revolución entra en el periodo del Terror. Luis XVI está
a punto de ser guillotinado y la ciudad comienza a convulsionarse.
Ese
mal extraño, el sonambulismo, anula la conciencia de quienes lo padecen, y se
sospecha que ciertos grupos lo están utilizando con fines políticos.
Esta
técnica se comienza a investigar ante la sospecha de que se está creando un
ejército de sonámbulos. Bien podría ser una metáfora que simboliza al poder
queriendo controlar a las masas.
La
novela está estructurada como una obra de teatro: cinco actos con numerosas
escenas. Cada una de ellas es un episodio independiente que va componiendo los
acontecimientos de esta etapa oscura de Francia y las vidas privadas de los
personajes, mientras el lector se convierte en espectador.
Entre
actos y escenas se intercalan comunicados ficticios con apariencia oficial que cumplen
la finalidad de entrelazar las historias.
Los
personajes principales representan diferentes escenas de la vida dentro del
conflicto de la Revolución: D’Amblanc, el médico que pone en práctica las
enseñanzas del maestro Mesmer al mismo tiempo que investiga y descubre la otra
cara de esta técnica; Marie Nozière, una luchadora que sueña con una Revolución
justa; Leonida Modonesi, actor italiano que llega a París con el propósito de
localizar a su anciano ídolo y acabará disfrazándose de Scaramouche.
Y
el ejército de sonámbulos, la masa manipulada, puede considerarse personaje colectivo
de la novela; al fin y al cabo, ellos también son víctimas de esta historia. Representan
al pueblo convertido en instrumento, sin conciencia propia, víctima tanto de la
monarquía como de la Revolución.
El
efecto conseguido en la novela es positivo: rompe con el rito de la novela
histórica y refleja el caos real entre 1793-1794, pero se narra como una escena
donde conviven la tragedia, la farsa, la ciencia y superstición, los ideales y las
venganzas.
En
conjunto, la novela está bien construida. El comienzo es dinámico, y se
mantiene mientras se va descubriendo la trama. Después la lectura se hace más
sosegada, aunque interesante, y hacia el final se reactiva al revelarse lo
sospechado desde el principio.
¿Qué
tiene de bueno? Que es una mezcla de géneros donde lo fantástico, lo
caricaturesco y, a veces, cierto vocabulario popular da un sentido menos trágico
a una etapa importante para Francia y el mundo.
Es
lo que la hace más viva e invita al lector a despertar, a pensar por sí mismo.
El
final de esta novela merece también un comentario. Wu Ming lo deja abierto. Por
un lado, el ejército de los sonámbulos seguirá actuando, reflejo de una
sociedad de masas que se deja llevar y que puede aplicarse en cualquier
ambiente o época.
Luis
XVII, el rey niño, es rescatado de las manos de Yvers aunque sin concretar qué
ocurre despues. Si nos atenemos a los hechos históricos y a como los autores
presentan el final, podemos pensar que han recurrido de la leyenda que rodeó al
personaje.
Así
todos los personajes de esta novela quedan en la continuidad del tiempo, cada
uno en su bando y en su lucha por los ideales que los mueven.
CURIOSIDAD:
Wu
Ming significa anónimo en el idioma mandarín, nombre que oculta a cuatro
escritores italianos.
CITAS:
—¡Qué bichos son las mujeres! Peor que
cuervos (...) Están en grupo que parecen un cuerpo solo, un bicho malo, con
unas agujas de hacer ganchillo que parecen garras. Y no paran de moverlas, por
cierto, pa arriba y pa abajo, y cuando lo miran a uno todas a la vez se dice
uno que lo que están cosiendo podrían ser sus tripas, ...
—Hoy somos todos reyes.
Por eso soy partidario de que los alienados desempeñen diversas funciones, cada
cual según sus capacidades.
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