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MEMORIAS DE ADRIANO

AUTORA: Marguerite Yourcenar

EDITORIAL: Planeta-Bolsillo

PUBLICACIÓN: 1999


Marguerite Yourcenar crea una utopía del personaje de Adriano, en el sentido de su consideración como buen gobernante. Con una narrativa sencilla, pulcra y pausada, ofrece al lector las memorias de un hombre que, por encima de todo, fue humano. 

Esta extensa carta dirigida al joven Marco Aurelio, que al comienzo percibí cierta frialdad y un toque filosófico, se hace más íntima a medida que avanza. Más que el deseo de aconsejar a quien será su sucesor es la necesidad de encontrar la conciliación con uno mismo y prepararse para afrontar el momento inevitable y no deseado.

Es el testamento de alguien que intentó vivir conforme a sus valores y dentro de los límites que le imponía su época y condición de emperador. He encontrado en él a un hombre que buscó la paz más que la guerra. Mostró preocupación por el pueblo, entendiendo como este no solo a los ciudadanos romanos, sino al conjunto de seres humanos que formaban el Imperio.

Las reflexiones de Adriano están impregnadas de gran sabiduría. Fue un hombre que observó el mundo, en todos los aspectos, y también se observó a sí mismo.

Fue un esteta de la belleza, en el sentido más amplio. En sus narraciones se expresa como un hombre que vivió guiado por un ideal de belleza físico, intelectual, artístico y espiritual al mismo tiempo.

Una primera impresión del amor que siente Adriano hacia Antínoo me ha llevado a pensar en la identidad sexual del primero tal y como la entendemos hoy, pero en tiempos del emperador las relaciones entre hombres era algo que estaba normalizado.

La autora no es muy explícita en cuanto a la relación de ambos, que no digo que sea necesario. No trata de mostrar la relación física que pudo haber entre ambos sino hacernos sentir lo que ese amor significó para Adriano.

Tal vez el momento más trágico para este es la muerte de Antínoo, de la que tampoco Yourcenar da más explicaciones. ¿Es irrelevante?... Parece que sí, porque lo importante es el dolor que la pérdida causa en Adriano.

El emperador reflexiona con desconcierto, siente culpa por no haber estado atento y sus preguntas no encuentran respuestas. Esto contribuye a que el dolor sea más intenso.

Adriano no solo busca un sucesor que dé continuidad al Imperio, también que tenga los valores humanos e intelectuales en los que cree.

Es como si viera en Marco Aurelio una versión más pura de sí mismo, alguien que podría continuar su legado no solo en términos políticos, sino también como hombre.

Quizá porque Adriano esperaba la muerte con una sinceridad sigilosa, no he podido evitar sentir ternura y compasión hacia alguien que quiso hacer las cosas bien. Un hombre humilde, que reconoce sus errores y no se da aires de emperador. No hay soberbia, sino humanidad.

El momento más notable ha sido la aceptación de la muerte. Así, quien había contemplado la idea del suicidio como forma digna de morir, opta al final por una rendición voluntaria al curso natural de la vida. Es el gesto final de un hombre que, al comprenderlo todo, ya no teme nada.

 

CITAS:

Pero lo que aquí me interesa es el misterio específico del sueño por el sueño mismo, la inevitable sumersión que noche a noche cumple osadamente el hombre desnudo, sol y desarmado, en un océano donde todo cambia, los colores y las densidades, hasta el ritmo del aliento, y donde nos encontramos con los muertos. Lo que nos tranquiliza en el sueño es que volvemos a salir de él.

¿Qué valían esas particularidades que tanto cuentan para nosotros, si tampoco contaban para el libre durmiente, y si durante un segundo, antes de retornar descontento a la piel de Adriano, alcanzaba saborear casi conscientemente a ese hombre vacío, a esa existencia sin pasado?

He amado a ese muchacho como se ama a una obra de arte perfecta... pero también como se ama a un ser humano lleno de sombras.




DE PARTE DE LA PRINCESA MUERTA


AUTORA: Kenizé Mourad

PUBLICACIÓN: 2017

EDITORIAL: Espasa

Esta novela no es un testimonio personal de la princesa otomana Selma Rauf Hanim, madre de Kenizé Mourad, sino una reconstrucción que hace la autora de la vida de su madre. Está basada en la investigación de documentos históricos, cartas y archivos familiares, entrevistas a personas cercanas y visitando los lugares donde Selma vivió. La autora no tuvo tiempo de conocer bien a su madre, ya que Selma murió cuando ella tenía dos años. 

La historia arranca en Turquía, donde prevalece la parte histórica y política de los acontecimientos que dieron lugar a la caída del Imperio Otomano, el exilio de la familia imperial y el cambio político que asumió el país.

Aquí, tuve la impresión de que se trataba de una novela histórica, sin más, por la ausencia de emociones y sentimientos en la narración de Selma. Resaltar quizá el momento en que la familia imperial se siente traicionada por el héroe en quien confiaron para liberar Turquía, el mismo que luego destruyó el mundo al que pertenecían. Primero tuvieron esperanza y luego vino la desilusión.

En Beirut, lugar de exilio de la familia imperial otomana y segunda parte del libro, Mourad se centra más en la vida de Selma, en cómo el ambiente y la situación fueron influyendo en la princesa. Selma crece y se convierte en adulta en esta etapa.

Aunque ha sido criada en un entorno tradicional y religioso, su carácter le lleva a cuestionar ciertas normas sociales, en especial el papel de la mujer y las limitaciones impuestas por la tradición y la religión. Siempre tuvo un punto rebelde e inquieto por la situación del país, creo que influenciada por su madre.

Por eso no acepta de forma pasiva su destino como princesa en el exilio. En ella se ven reflejadas las contradicciones de la época. Sus aspiraciones e inquietudes le llevan a descubrir que la ciudad en la que vive se le queda pequeña.

En contra de sus principios llega a la India, tercera parte del libro. Es la decisión de salir de Beirut la que lleva a Selma a aceptar el acuerdo elaborado por su madre.

Esta transición destaca por lo inesperada: la autora la presenta sin preparación ni mucho detalle. Parece una decisión tomada de la noche a la mañana, por la sultana, porque nada hasta ahora hace presagiar este cambio tan radical.

Sin embargo, podría quedar justificado pensando que el destino de Selma ha sido forzado por el delicado estado de salud de la sultana.

Esta parte es la más extensa. Selma parece difuminarse como protagonista. El relato más personal de su vida avanza más despacio, ya que la autora se centra más en describir el problema político de indios y musulmanes bajo dominación inglesa.

En esta etapa Selma comienza una segunda madurez. Tiene que enfrentarse a una cultura que no conoce y de la que no ha sido advertida por su madre. Sentirá la soledad, la decepción y el abandono porque siente que no encaja en esa sociedad.

Hay un punto de inflexión en su carácter que le lleva afirmarse como mujer, a tomar decisiones por sí misma, a comprender a Amir, su marido, y a luchar por su dignidad y la de otras mujeres. La influencia de la abuela de Amir es efectiva en Selma. Esta escena me llamó la atención porque refleja una nueva transformación de la princesa.

Si hay algo que hace la autora es marcar momentos concretos, con escenas inesperadas, para resaltar cambios importantes en la vida de Selma.

Es el caso de su viaje a París. Selma está embarazada, los conflictos políticos empeoran y su marido decide enviarla a París; allí, ¿estará a salvo?

No exactamente si tenemos en cuenta que estamos en 1939 y comienza a fraguarse la Segunda Guerra Mundial. Pero a Selma le dará tiempo a transformarse de nuevo. Por fin siente que está en el mundo. Aunque la situación es adversa, ella tendrá la sensación de autenticidad y libertad.

En París no hay imposiciones familiares, ni culturales, ni la necesidad de sobrevivir en un entorno como fue la India. Tendrá que seguir luchando, pero desde una posición más independiente. No solo es el lugar donde Selma elige por sí misma, sino también donde dará origen a quien décadas más tarde reconstruirá su historia.

 

CITAS

—Recordad esto, Selma: no porque crezcamos de dinero vamos a cambiar nuestra manera de comportarnos. Sois princesa, no lo olvidéis nunca.

— Todos estos días se ha mentido: solo se puede luchar cuando se tiene una tierra sobre la cual combatir palmo a palmo, una tierra donde se puede caer y levantarse.

— El mal es una noción relativa, que cambia según las latitudes.La historia arranca en Turquía, donde prevalece la parte histórica y política de los acontecimientos que dieron lugar a la caída del Imperio Otomano, el exilio de la familia imperial y el cambio político que asumió el país.