Si tuviera que elegir un
libro por su título, este no hubiera sido el caso. La elección de leerlo ha
sido por otros motivos diferentes: Gibson vivió en mi pueblo durante su
estancia en Granada y tuve la oportunidad de conocerlo en persona.
He leído este libro buscando
satisfacer mi curiosidad por saber que decía de mi pueblo, de su gente, y de la
familia, por parte de madre, a quienes Ian compró la casa en 1991.
En Viento del sur, y bajo el nombre de Richard Hill, Gibson recoge las
memorias de los primeros cuarenta años de su vida, y he de decir que leerlas no
me ha causado gran expectación. Es el único libro que he leído del autor y no
puedo comparar. Su prosa no me cautivó, es sencilla y fácil de leer pero le
falta alma.
Especializado en historia
contemporánea española, sus obras están dedicadas a trabajos biográficos de
personajes tan conocidos como Federico García Lorca. A este se dedicó mientras
estuvo viviendo en Granada.
En la primera parte de estas
memorias habla de su infancia en Cornualles, de un niño educado en una familia
metodista que vive frustrado, entre otras cosas, porque su madre admiraba y se
enorgullecía de las manos de su hermano, cinco años mayor que Ian. Según
confiesa en el libro, él no había nacido para cosechar la admiración por las
mujeres, empezando por su madre.
En otro momento del libro
cuenta que no se cansa de mirar los ánsares que viajan desde Escandinavia y
como se reencuentra con ellos algunos años después, en Doñana. Esta parte me
resultó algo pesada.
¿Por qué el sur de España? Según cuenta, aprendiendo español, leyó Al sur de Granada y fue a partir de aquí que decidió viajar al sur.
Ya en Granada, explica cuáles
fueron los dos pueblos que más le gustaron, que fueron El Pinar o Pinos del
Valle, como lo llaman los lugareños, y el otro es ¿Ibricos? La interrogación
sobre Ibricos es la pregunta que aún me sigo haciendo a día de hoy. Doy por
hecho que sus motivos habrá tenido para llamarlo así, a mí solo se me ocurre relacionarlo
con el término Ibérico o que para mantener el anonimato como escritor le haya
llamado así; esto último tiene sentido.
En realidad el pueblo se
llama Restábal, del municipio de El Valle, y desde su origen se ha llamado así.
Ambos pueblos reúnen una condición que era indispensable para Gibson: desde
ciertas zonas de ambos pueblos hay vistas haca el Pico del Caballo de Sierra
Nevada.
En fin, como autobiografía es
un libro que, como mucho, resulta entretenido saber que la primera etapa de su
vida fue insignificante y como sufre esa transformación, para bien, cuando
descubre España buscando el sur.
Nunca es tarde para dar ese giro, a veces es necesario,
para cambiar algo en la vida.
-"Tu hermano tiene manos
preciosas, manos de artista", me solía asegurar mi madre, radiante de
orgullo y de satisfacción ante la evidencia…"
-No cabía duda de que yo no había venido al mundo para cosechar la admiración de las mujeres, empezando por mamá.
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