AUTOR: Honoré de Balzac
Estos son los personajes de más
protagonismo en la obra, junto son la señora Grandet y la criada, Nanon. Pero
igual de importantes son los Cruchot y los de Grassins, que competirán por
conseguir la mano de Eugénie.
Eugénie sufre el desamor de su primo
Charles que, de forma inesperada, viaja desde París hasta Saumur porque su
padre ha muerto, aunque él aún no lo sabe, y es deseo de este que su hermano se
encargue de su hijo.
La tristeza que se apodera de Charles, al saber de la
muerte de su padre, produce gran compasión en la señora Grandet y en Eugénie.
Madre e hija, viven en el mundo que el señor Grandet ha dispuesto para ellas, y
no les queda otra. Pero en el caso de Eugénie, que se rige por el corazón,
donde no cabe más inocencia, nobleza y pureza, además de compadecerse, se
enamora de su primo, al que no duda en dar cuanto tiene para que pueda
marcharse y hacer fortuna; eso sí, antes de separarse se prometen amor eterno,
amor que Eugénie se pasará la vida esperando mientras
Charles la olvidará.
Pero hay otro tema a destacar: la
avaricia, en estado puro, o como se ha dicho también: "la más acabada de
las encarnaciones de avaro desde la obra de Molière conocida con el mismo
nombre".
El avaro en cuestión es el señor
Grandet, el padre de Eugénie, que no le quita protagonismo en la novela, porque
es uno de los hilos conductores para desarrollar el personaje de Eugénie, pero
Balzac lo representa de una forma tan explícita en su avaricia, que por
momentos, durante la lectura, es posible que no se piense en Eugénie y, sin
embargo, Grandet está siempre presente debido al comportamiento de su mujer,
hija y criada, que cambia dependiendo de si
él está o no en casa.
La avaricia de Grandet es ilimitada,
hasta el punto de sacrificarlo todo, y cuando digo todo, incluye a su familia.
La casa que habitan, Balzac la describe al comienzo como "…casas cuyo
aspecto inspira la misma melancolía que provocan los claustros más
sombríos…", presenta un aspecto de dejadez absoluta; se escatima con la
comida, en velas para alumbrarse, en leña para la chimenea, etc.
Siempre tendrá engañadas a su mujer e
hija con respecto al dinero, haciéndoles creer que son pobres. Cuando su mujer
cae enferma, retrasa tanto la visita del médico, que cuando este acude ya es
demasiado tarde. El avaro es feliz encerrándose por las noches en su gabinete
solo para contemplar las riquezas acumuladas.
Los Cruchot y los de Grassins, son
las dos únicas familias que están en estrecha relación con los Grandet y que
tienen permiso para visitar su casa. Los Cruchot son tres figuras masculinas:
el notario, que lleva las inversiones fraudulentas del avaro, su sobrino,
Presidente del Tribunal y posible partido para Eugénie, y el padre Cruchot,
Archidiácono de San Martín de Tours.
Los de Grassins son un matrimonio con
un hijo, y cuyo objetivo es el mismo, Eugénie. Además, el señor de Grassins es
el banquero de confianza del señor Grandet. Ambas familias competirán por la
fortuna de Eugénie.
Es algo más que una simple lectura. En Eugénie
Grandet, Balzac no solo centra la atención en la protagonista principal, sino
que elige diferentes personajes principales que son los citados antes. Cada uno
cumple muy bien con el papel que el autor le ha asignado y todos son necesarios
para desarrollar el personaje de Eugénie. Ella es la que importa y todos, en
mayor o menor importancia, tienen su atención
centrada en ella.
CITAS:
No hay comentarios:
Publicar un comentario