AUTORA: Natalia Ginzburg
EDITORIAL: Acantilado
PUBLICACIÓN: 11/11/2019
RESEÑA:
Y eso fue lo que
pasó es un título bastante literal y significativo por lo que se narra
en el libro.
En realidad, es la historia de una mujer
cuyo nombre está ausente. Puedes aprenderte el nombre de todos los personajes,
hasta que caes en la cuenta de que no sabes como se llama la protagonista.
Esa ausencia de identidad explícita
sugiere que cualquier mujer podría quedar atrapada en una historia de amor,
infidelidad y desilusión. Porque en este relato lo que importa no es quién
habla, sino lo que se siente y cómo se dice.
A veces hay tensión en las frases de la
protagonista, sobre todo cuando nos acercamos al final. Es en esta fase donde
ella ve lo que antes no podía porque el amor la había cegado.
El estilo de Natalia Ginzburg es muy
directo. Las frases son breves, cortas y sencillas, despojadas de metáforas o descripciones
largas. Transmiten una gran carga emocional en cuanto se puede sentir todo eso
que calla.
Es como una voz contenida y fría. Mas que
dramatismo encontramos dolor, yo diría que desde el principio.
He disfrutado analizando a la
protagonista por su anonimato que la convierte en voz universal; por ser tan
clara y directa en sus reflexiones; por no ser ingenua, pero si prisionera de
una emoción que no controla.
Es una mujer sin su propio yo desde el
momento en que su vida gira en torno a su marido, su amor por él y el
sufrimiento que asume desde el primer día que lo conoció.
Lo más triste de la protagonista es ver
con claridad lo que pasa, pero no lo evita. Ella sabe que su marido no la ama,
sabe que la humilla, y sin embargo sigue ahí, esperando, buscando una razón
para vivir.
Todo el relato está contado desde su
punto de vista, sin adornos ni muchas explicaciones. Su manera de hablar es
precisa; Lo que sintió ya es pasado, solo le queda aceptar los hechos y contar lo
que pasó.
Narrar esa aparente pasividad silenciosa encierra, en realidad, una afirmación personal. No es un acto de locura ni de debilidad, sino el único modo que encuentra de recuperar el control de su vida, o de cerrar un círculo.
Es un final a la vez terrible y sereno.
Puede significar muchas cosas. Mi conclusión es que la protagonista no recupera
lo que había perdido, pero sí así misma.
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