EDITORIAL: Planeta
PUBLICACIÓN: 1997
El
reino de este mundo es una
novela ambientada en la Revolución de Haití, entre 1791 y 1804. Este
periodo marcó el fin del régimen colonial francés, la abolición de la
esclavitud y la independencia de la isla. Haití fue el primer país del mundo
gobernado por antiguos esclavos que se rebelaron contra el dominio colonial
francés.
Carpentier
describe las condiciones brutales que los esclavos africanos sufrían en las
plantaciones que ocupaban. Todo envuelto en una atmósfera donde los mitos, las
leyendas y los hechos históricos se mezclan, dando a la novela un toque de
realismo mágico.
Ya
metida en la lectura, reparé en la ausencia de manifestaciones de dolor, odio, amor,
etc., a nivel individual, que tan acostumbrados estamos a leer en otras obras.
Después,
llegué a la conclusión de que el autor se centra en el colectivo de esclavos
que viven en la colonia y la preocupación en la lucha por la libertad del
conjunto.
Se
inspira en líderes históricos como Mackandal, Boukman y Toussaint Louverture. Fueron
esclavos que forman parte de la historia de Haití. Los dos primeros aparecen en
la novela como líderes que iniciaron la revuelta contra los colonos franceses. Louverture
solo es mencionado, pero los tres guardan relación.
Mackandal
es el líder rebelde de la resistencia contra el sistema colonial y la
esclavitud. Es un personaje místico que practica el vudú, rito del que se vale
para mantenerse en conexión con la colonia y preparar la rebelión. Este rito,
que además es una religión, será la fuerza espiritual que los guie. Su capacidad
para la transformación lo convierte en un símbolo poderoso.
El
personaje principal es Ti Noel, un esclavo de origen africano que sirve como
hilo conductor de la novela. Durante su servidumbre a diferentes amos, relata este
período tan importante para la independencia de la isla y es testigo de los
diferentes cambios que se producen.
Siente
un desencanto profundo hacia la naturaleza humana y sus luchas por un ideal que
parece inalcanzable. Le entristece comprobar cómo los de su misma clase, una
vez en el poder, demuestran que no han aprendido la lección. La lucha colectiva
no ha fracasado, pero si la ambición de poder del ser humano como individuo.
Además,
hay una voz en tercera persona que lleva al lector a conocer mejor los
personajes y toda la trama de la novela. En esta voz es donde se aprecia el
estilo poético y, un tanto particular, de Alejo Carpentier. Transmite la perspectiva
de los personajes, sobre todo cuando se trata de los esclavos africanos con sus
fuerzas espirituales del Vudú y tradiciones culturales.
Hay
momentos bellos en esta historia:
El
capítulo de «La metamorfosis», dedicado a Mackandal es muy simbólico, y encaja
en la idea de que la resistencia y la libertad no siempre están visibles,
aunque haya raíces profundas en la memoria colectiva.
El
momento de los tambores, muy ligados a la cultura africana de los esclavos,
como medio de comunicación, unidad y resistencia. Se llaman entre ellos, en un
momento importante, marcando la fuerza de una cultura que se niega a ser
aniquilada. Esta escena transmite: la conexión espiritual, por su cultura. La
fuerza de la comunidad, porque todos los esclavos buscan el mismo ideal. La
inmortalidad simbólica de Mackandal porque era necesario la presencia de un líder.
El
reino de este mundo nos
invita a reflexionar sobre temas como la libertad, el sacrificio de todo un
colectivo creyendo que la lucha es la liberación, la condición humana, el poder,
…
CITA:
—Pero, en ese momento, la noche se llenó de
tambores. Llamándose unos a otros, respondiéndose de montaña a montaña,
saliendo de las playas, saliendo de las cavernas, corriendo debajo de los
árboles, descendiendo por las quebradas y cauces, tronaban los tambores radás,
los tambores congós, los tambores de Bouckman, los tambores de los Grandes
Pactos, los tambores del Vodú.
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